Los días pasan apacibles en Tikehau. Desde el cielo, este hermoso atolón, a 55 minutos en avión de la agitación de Papeete, en la isla de Tahiti, parece una corona de playas de arena blanca y rosa que resplandecen alrededor de una laguna demasiado hermosa para ser verdad. Tan sólo unas 500 personas residen en este lugar apacible, pescadores cuya vida gira alrededor del mar desde generaciones. Y es una vida hecha de paz y abundancia.
Este atolón ovalado, formado por una serie de motu con playas de arena fina rosada o blanca, es una verdadera piscina que se abre sobre un pequeño canal llamado Tuheiva. Los aficionados al submarinismo quedarán encantados por el excepcional espectáculo marino que permite contemplar rayas águila, bancos de barracudas y de atunes, tiburones grises, tortugas marinas y delfines. Para quienes busquen descanso en Las Islas de Tahiti, las extensas playas de arena inmaculada bañadas por la laguna esmeralda pura y tibia bastarán para colmarlos.
Explora el pueblo de Tuherahera y las magníficas playas desiertas del atolón, hasta los impresionantes vestigios coralinos que reposan en la playa de la costa sur, formando una verdadera muralla natural. La leyenda de la campana de Hina, asociada a estos lugares, te hará viajar en el tiempo. En los motu, unas playas de arena rosada, maravillas de la naturaleza, te esperan.
En este mundo de transparencia preservado viven millones de peces. Su concentración es tan grande que el equipo de investigación del comandante Cousteau calificó el atolón como “el que más peces tiene en el archipiélago de las Tuamotu”.