La vida se ralentiza en la isla Taha’a. Este lugar apacible te permitirá vivir al tranquilo ritmo de vida tradicional de los tahitianos. La sencilla belleza de esta isla en forma de flor se debe a sus suaves montañas, rodeada por minúsculos motu con playas de arena blanca brillante. El aire cargado de vainilla sopla en una brisa que desciende de las laderas con numerosos cultivos de esta especia. Los suaves aromas se extienden por el océano anunciando la presencia de la isla mucho antes de que surja en el horizonte.
El tiempo parece haberse detenido en Taha’a, una isla secreta y salvaje. Al pasearse por sus senderos, el viajero descubre una vegetación totalmente preservada.
Descubrir los secretos de la vainilla en su entorno natural te permitirá apreciarla todavía más. A los visitantes les encanta probar la vanilla tahitensis, una especie única y muy valiosa que tiene el sabor del paraíso. Para cultivarla, se requiere un saber hacer que se adquiere con el tiempo y mucha experiencia. Como unos alquimistas sumamente pacientes, los especialistas manipulan la vainilla durante largos meses antes de ver el milagro producirse.
Siéntete como Robinsón Crusoe, tumbado en la arena fina bordeada de palmeras frente a un agua cristalina del motu de Taha’a. El decorado es perfecto tanto en el exterior como en el interior. Haciendo snorkeling podrás admirar numerosas cabezas de coral en este universo submarino de gran riqueza.